Explorar el Ártico es algo muy curioso. No sabes lo que deparará el día…
Nunca hubiese imaginado que en esta expedición acabaría surfeando un iceberg a -15 grados sobre las aguas árticas, mientras mis queridos guías de expedición intentaban hacerme caer pasando una y otra vez “a toda máquina” con la zodiac alrededor de mi mini-iceberg-tabla. No se como me lo curré pero no lo consiguieron. Aguanté y aguanté hasta que se cansaron de dar vueltas con la zodiac. Todo acabó con un gran aplauso de mis compañeros, y yo saludando al público…. de alguna forma nos salió a todos el turista que llevamos dentro. Pero que buen rato echamos!!!!
En todo momento, entre buceo y buceo teníamos en la mente el esperado momento… el ansiado encuentro con nuestro admirado Oso Polar. Pero aunque no había ni rastro… pronto todo cambiaría.
La expedición estaba llegando a su recta final y yo simplemente intentaba aprovechar cada segundo. Me daba igual surfear o dormir la siesta al aire libre sobre la zodiac, lo importante era empaparse, pasar frío, pasar miedo si era necesario… VIVIRLO, para poder siempre REVIVIRLO.