Y qué se siente?… o mas bien la pregunta correcta sería , cómo te sientes?…
No se muy bien como explicarlo. Uno se siente…como una pequeña hormiga. En el colegio deberían enseñarnos a sentirnos como pequeñas hormigas, pues al fin y al cabo es lo que somos. Pequeñas hormigas que se creen grandes dinosaurios en este planeta. Nada de esto me enseñaron a mi en el colegio, pero no se como ni cuando, un día caí en la cuenta de que nací hormiga y moriré hormiga. No es fácil sentirse una hormiga en un mundo de grandes dinosaurios, incluso a veces no es muy recomendable, pues uno corre el riesgo de sentirse aplastado por el “diplodocus humanus” , o lo que es peor, de sentirse tan pequeño tan pequeño , y con tan poco, tan poco tiempo que , en la corta vida de hormiga, uno tenga la ilusión de vivir la larga vida de un dinosaurio, teniendo a veces como compañera de viaje a la inoportuna ansiedad por el tiempo que se agota.
Alguien sabe cuanto vive una hormiga? .
….la noche llegaba y tras mis primeras horas de travesía por este duro mundo blanco muchas cosas empezaban a cambiar.
1- Mis pies empezaban a estar fríos…muy fríos.
2- Mi tobillo lesionado, pese a que me hacía ver las estrellas a cada paso, quedaba en un segundo plano, pues otros nuevos dolores aun mas fuertes aparecían en mi cuerpo después de horas y horas arrastrando la pulka .
3- Mi barba se helaba de nuevo.
4- La prótesis en mi dedo fracturado de la mano izquierda duró…10 minutos, pues era imposible usar los bastones y los guantes con ese trozo de plástico.
5- La nariz empezaba a expulsar agüilla que tendía a congelarse formando curiosas “estalactitas-moco” de hielo (todo un clásico en las caricaturas de gente con frío,verdad?).
6- El frío y el calor iban y venían obligándome todo el rato a quitar y poner ropa. Si andaba, mucho calor,si me paraba ,mucho frío.
7- y mil cosas mas…
La impaciencia e inquietud por caminar sin rumbo ni destino aparente me ponían de los nervios. En estas regiones tan extensas de puro hielo la percepción del espacio cambia 100%. La prueba la tenía cuando miraba hacia atrás. Después de 3 horas atravesando el fiordo helado miraba hacia atrás en la inmensidad y …sorpresa! , el puto aeropuerto seguía ahí mismo !!, detrás de nosotros !! Lo que parece que está ahí mismo nos llevaba horas alcanzarlo. Afortunadamente el GPS me mostraba que efectivamente la expedición avanzaba y seguíamos el rumbo correcto. Paso a paso esperaba impaciente el completar dos horas para hacer la paradita de 10 minutos para beber un poquito de agua y comer esas barritas energéticas que uno acaba aborreciendo tras una expedición de este tipo. Por supuesto la comida no existía. Es decir, la expedición se empezaba a mover a las 9 de la mañana y no paraba hasta las 18:00 mas o menos, con lo que la comida se hacía a base de barritas y prácticamente andando.
Al ponerse el sol decidimos que ya estaba bien para ser el primer día y, allí mismo,en medio de la nada y sin haber llegado a ningún sitio en concreto nos quitamos los esquís…por fin .
En ese momento todo cambiaba para mi. Era muy emocionante vivir mi primer campamento polar en Groenlandia.
Antes de comenzar por parejas a preparar nuestro “Igloo” del siglo XXI nos reunimos para establecer unos protocolos de seguridad con respecto a nuestro amigo el “osito polar”, el cual nos podía visitar en cualquier momento, ya fuese en plan “oso amoroso” o en plan “oso chungo”. Es obligatorio al salir de cada poblado llevar un rifle para defenderse de un posible ataque, y en nuestra expedición llevábamos dos.
Aquí os enumero las normas y formas de actuar ante un osito blanco, negro, marrón o con el hocico rojo buscando el rico postre humano… :
1- Prohibido ningún tipo de perfume o desodorante. Aquí solo se puede oler a OSO. Y yo me pregunto: Quién quiere lavarse a -32 grados?. NO PROBLEM.
2- No alejarse del campamento mas de 20 metros según la visibilidad. Nunca alejarse a una distancia en la que no se puedan escuchar los gritos…. que buen rollo,no?. NO PROBLEM.
3- Cada persona llevaría en todo momento un silbato, un spray anti oso y una bengala de estas que usan los cafres en el fútbol. NO PROBLEM.
4- Durante la noche el pipí y la caquita en la tienda. Nada de salir fuera de la tienda si el rifle no está a mano. Y me pregunto de nuevo…Quién quiere salir de la tienda con la rasca que hace de noche?. NO PROBLEM.
( * Tranquilooos morbosoooos, que ya os explicaré mas adelante eso del pipí y la caca en la tienda.)
5- La forma de actuar ante la aparición de un oso depende de la actitud del mismo. Si está curioseando, si se acerca mucho, si se muestra agresivo, pero sobre todo….ojo…. si está flaco o gordo!. Nunca hay que correr, hay que hacerle ver que somos humanos (y no apetitosas focas) y hablar con todo firme pero sin gritar para intimidarlo. Si somos varios hay que juntarse para imponer mas y hacernos grandes y altos alzando los bastones o simplemente… improvisando. En caso de que no retroceda encender la vengala y sin soltarla ponerla entre nosotros y el oso, y en caso de que persista…el último recurso. Disparar directamente a matar.
Pese a que se trata de un animal muy bello y especial hay un cupo de osos que los cazadores inuits pueden matar al año (creo recordar que eran 100), pues al fin y al cabo es parte de su cultura y siempre han sobrevivido con sus pieles y carne , y en caso de ataque se debe disparar a matar sin ningún problema legal por ello.
Dos días antes, en el mismo lugar en el que estábamos , dos exploradores franceses habían matado a dos osos que se mostraron demasiado agresivos. Me compensaría no ver al oso polar durante toda la expedición si eso supone no correr el riesgo de tener que abatirlos.
Tras revisar los protocolos nos dispusimos a montar el campamento y el cordón de seguridad “antiosos” , que consistía en una fina cuerda que rodeaba todo el campamento y que, en caso de ser atravesada, disparaba una alarma sonora que nos avisaría de la visita inesperada. Vamos, al viejo estilo de la película “el cabo del miedo” en el que la cuerdecita se ata a todas las ventanas y puertas de la casa…
Plantamos la tienda dejando espacio suficiente entre una y otra para que pudiese pasar el oso sin agobiarse , atamos los vientos, preparamos los sacos, hornillos para cocinar en cada tienda, placa solar para recargar mis baterías y … de repente todos desaparecemos. El frío de la “casi noche” llega y cada uno a su tienda. La noche no era como para quedarse fuera viendo las estrellas, y dentro al menos podíamos calentarnos con el hornillo y secar la ropa.
Después de cenar apagamos el hornillo y en escasos 2 minutos el interior de la tienda se pone a -24 grados. Junto con el GPS, la cámara de vídeo, de fotos y alguna cosa mas para evitar que se congelasen, me meto en el saco y escondo la cabeza. Segundos después simplemente caigo rendido y…comienzo a soñar. El cansancio absoluto y el impacto emocional que me produce este lugar, me hacen pasar una de esas noches en las que la pasas por completo soñando.
Sueños con un mensaje. Sueños crueles, pues sueños son. Sueños en los que uno recupera lo perdido. Sueños que meten el dedo en la llaga… Todas las frías noches fueron así.